A nivel mundial en
muchas ocasiones hemos perdido la capacidad de decidir ¿qué hacemos? ¿Con quién
nos relacionamos? ¿En quién creemos? y nuestra historia Latinoamérica no es la excepción
pues está plasmada de ejemplos en que no hemos podido manifestar nuestros
pensamientos. Las dictaduras han buscado coartar la libertad de las personas tanto
en la política como en la literatura llegando a censurar y eliminar de las librerías
algunos textos por considerarlos fuera del régimen de turno. De igual manera,
los escritores han podido vivir la censura al decidirle que escribir, que libro
puede o debe ser publicado y lo más grave que textos deben ser “vetados”.
En el caso de nuestro
país, en la época de la dictadura militar cientos de libros fueron quemados y
eliminados de las librerías por encontrar que iban en contra del régimen y los libros eran escogidos y seleccionados por
el ministro de turno.
Ejemplos claros y
concretos de obras específicas censuradas se pueden observan en el país limítrofe
como es el caso de Argentina, donde la dictadura de 1976 a 1983 frenó y eliminó
variados textos de la LIJ como es el caso de:
Un elefante ocupa mucho espacio
De Elsa Bornemann, es un libro en donde se
narran cuentos cortos que nos hablan sobre la justicia, la igualdad, la
amistad, y es protagonizado por animales de circo que deciden revelarse frente
a las injusticias a las que son sometidos. Fue vetado por incentivar el
pensamiento subversivo y atentar contra la moral y las costumbres arraigadas en
la sociedad, incluso se llegó a mencionar que este texto iba en contra de la constitución
política, puesto que atentaba contra los principios fundamentales de las leyes.
La torre de cubos
Escrito por Laura Devetach cuenta la historia de un joven
llamado Bartolo en donde la autora es capaz de crear a un personaje cuestiona
las costumbres y vivencias de su realidad.
El ministerio de cultura y educación
de la República de Argentina, prohíbe el análisis de esta obra por considerar
que está en contra de los ideales sociales y considera que los objetivos no son
adecuados para su lectura. (Boletín N°142, Julio 1979)
Por el argumento del texto la autora
comenta que en el contexto actual el escrito sigue incomodando a algunas
personas que no conciben que un niño sea capaz de cuestionar la realidad y
menos a un adulto.
Y, finalmente me gustaría mencionar el texto James y El Melocotón Gigante narra la historia de un niño que
crea un mundo en su imaginación para mitigar el dolor que siente tras la separación
de sus padres, este relato al igual que la Torre de cubos fue censurado por cuestionar
la actitud de los adultos e incentivar la desobediencia.
Como
mediadores de lectura debemos reconocer que en la actualidad podemos caer en
estos mismos parámetros al escoger textos que busquen algunos valores
moralizantes o que utilicen un lenguaje relativamente simple que no estimule es
desarrollo de un lenguaje más complejo.
Lo que estaríamos haciendo es entonces limitar al infante. No debemos olvidar
que “El niño no llega vacio de cultura
literaria a su primer contacto oficial con la literatura, es decir, cuando
accede por primera vez a la escuela.
Antes de saber leer y escribir los niños participan de muchas manifestaciones de
folclore literario”[1]. Un niño y un
mediador deben ser capaces de reconocer
que cada persona tiene la libertad y el derecho de elegir lo que decide
leer, y es, por tanto fundamental que seamos capaces de dialogar y frenar
cualquier intento de censura en el siglo XXI.
[1]
Cerrillo,P. (2007) “Lo literario y lo infantil” Universidad de Castilla – La
mancha
Torrent, L. (2013) "30 libros de referencia que han sido prohibidos por la censura" consultado el 02 de mayo en http://www.unitedexplanations.org/2013/04/23/30-libros-de-referencia-que-a-dia-de-hoy-son-censurados/
Oliva, J. (2013) “La censura en literatura infantil y juvenil durante la última dictadura” Consultado el 02 de mato de http://www.cedoc.infd.edu.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario