viernes, 3 de mayo de 2013

¿El poder de un libro?




A nivel mundial en muchas ocasiones hemos perdido la capacidad de decidir ¿qué hacemos? ¿Con quién nos relacionamos? ¿En quién creemos? y nuestra historia Latinoamérica no es la excepción pues está plasmada de ejemplos en que no hemos podido manifestar nuestros pensamientos. Las dictaduras han buscado coartar la libertad de las personas tanto en la política como en la literatura llegando a censurar y eliminar de las librerías algunos textos por considerarlos fuera del régimen de turno. De igual manera, los escritores han podido vivir la censura al decidirle que escribir, que libro puede o debe ser publicado y lo más grave que textos deben ser “vetados”.
En el caso de nuestro país, en la época de la dictadura militar cientos de libros fueron quemados y eliminados de las librerías por encontrar que iban en contra del régimen  y los libros eran escogidos y seleccionados por el ministro de turno.
Ejemplos claros y concretos de obras específicas censuradas se pueden observan en el país limítrofe como es el caso de Argentina, donde la dictadura de 1976 a 1983 frenó y eliminó variados textos de la LIJ como es el caso de:

Un elefante ocupa mucho espacio

De Elsa Bornemann, es un libro en donde se narran cuentos cortos que nos hablan sobre la justicia, la igualdad, la amistad, y es protagonizado por animales de circo que deciden revelarse frente a las injusticias a las que son sometidos. Fue vetado por incentivar el pensamiento subversivo y atentar contra la moral y las costumbres arraigadas en la sociedad, incluso se llegó a mencionar que este texto iba en contra de la constitución política, puesto que atentaba contra los principios fundamentales de las leyes.

La torre de cubos
Escrito por  Laura Devetach cuenta la historia de un joven llamado Bartolo en donde la autora es capaz de crear a un personaje cuestiona las costumbres y vivencias de su realidad.
El ministerio de cultura y educación de la República de Argentina, prohíbe el análisis de esta obra por considerar que está en contra de los ideales sociales y considera que los objetivos no son adecuados para su lectura. (Boletín N°142, Julio 1979)
Por el argumento del texto la autora comenta que en el contexto actual el escrito sigue incomodando a algunas personas que no conciben que un niño sea capaz de cuestionar la realidad y menos a un adulto.

Y, finalmente me gustaría mencionar el texto James y El Melocotón Gigante  narra la historia de un niño que crea un mundo en su imaginación para mitigar el dolor que siente tras la separación de sus padres, este relato al igual que  la Torre de cubos fue censurado por cuestionar la actitud de los adultos e incentivar la desobediencia.
Como mediadores de lectura debemos reconocer que en la actualidad podemos caer en estos mismos parámetros al escoger textos que busquen algunos valores moralizantes o que utilicen un lenguaje relativamente simple que no estimule es desarrollo de un lenguaje  más complejo. Lo que estaríamos haciendo es entonces limitar al infante. No debemos olvidar que “El niño no llega vacio de cultura literaria a su primer contacto oficial con la literatura, es decir, cuando accede por  primera vez a la escuela. Antes de saber leer y escribir los niños participan de muchas manifestaciones de folclore literario”[1]. Un niño y un mediador deben ser capaces de reconocer  que cada persona tiene la libertad y el derecho de elegir lo que decide leer, y es, por tanto fundamental que seamos capaces de dialogar y frenar cualquier intento de censura en el siglo XXI.




[1] Cerrillo,P. (2007) “Lo literario y lo infantil” Universidad de Castilla – La mancha

Torrent, L. (2013) "30 libros de referencia que han sido prohibidos por la censura" consultado el 02 de mayo en http://www.unitedexplanations.org/2013/04/23/30-libros-de-referencia-que-a-dia-de-hoy-son-censurados/

Oliva, J. (2013)  “La censura en literatura infantil y juvenil durante la última dictadura” Consultado el 02 de mato de http://www.cedoc.infd.edu.ar